BARRO FECUNDO

Las primeras tradiciones cerámicas en el Valle de Sula y su relación con los cultos a la fertilidad.

Las tradiciones cerámicas del Valle de Sula desarrolladas en el Periodo Formativo (2,500 a.C. – 200 d.C.), nos revelan la manera en que se fueron articulando las estrechas relaciones entre el mundo natural y las cosmovisiones de las primeras sociedades aldeanas que habitaron esta fértil región del noroeste hondureño. Las más tempranas manifestaciones cerámicas tomaron como base los patrones ofrecidos por las conchas de frutos asequibles, como las calabazas, los tecomates o los cocos, y sus funciones eran primordialmente utilitarias.

Posteriormente, las técnicas de elaboración alcanzaron un alto nivel de desarrollo, a través de la aplicación de bicromías, decorado en negativo y el uso pastillaje, para manifestar referencias acuáticas y a la fertilidad de la tierra. Estas piezas comenzaron a formar parte de ofrendas funerarias y rituales mágicos, adquiriendo atributos talismánicos y constituyéndose en dispositivos para el control los fenómenos naturales que les permitían propiciar la abundancia agrícola. De modo que en el acto performativo de modelar el barro, no solo implicaba darle forma al objeto, sino también dotar de un “cuerpo vital” a las fuerzas que mueven el cosmos.

Las tradiciones cerámicas del Formativo medio (1,200 a.C. – 400 a.C.) desplegaron además una serie de representaciones del cuerpo femenino, el cual se vinculaba metafóricamente con la fecundidad y la fertilidad de la tierra. En este sentido, se comenzarán a fabricar vasijas con soportes en forma de mamas o curiosos vasos que simulan úteros ensanchados, en una evocación a las fuerzas cósmicas generadoras y vitales detrás de los órganos reproductores de la mujer.

Un caso excepcional, son las figurillas de cerámica elaboradas por tradición escultórica de Playa de los Muertos, las cuales evidencian una conexión con las manifestaciones artísticas de Tlatilco y los Olmecas en cuanto a la representación y al culto del cuerpo femenino. Estas figurillas, que formaron parte de ajuares funerarios, exhiben un delicado manejo de la técnica en cuanto al modelado, el pastillaje y el esgrafiado. Las piezas se componen un corpus de imágenes que manifiestan la existencia de rituales shamánicos dirigidos por mujeres, las cuales se muestran ataviadas con delicados tocados y faldas de rejillas; y a su vez, retoman el culto a la fertilidad con la representación de mujeres con caderas ensanchadas, preñadas, parturientas y a veces acompañadas de sus frutos.

Las piezas que forman parte de esta primera exposición virtual del Museo de Antropología e Historia de San Pedro Sula, dan cuenta de una cosmovisión y una serie de rituales en los cuales la representación del cuerpo femenino se articuló cósmicamente como un territorio regenerador de la vida, impulsando el principio dual que permitía evocar desde la muerte, la renovación de los cultivos y la sociedad. Del mismo modo, esta exposición nos invita a repensar sobre el rol desempeñado por las y los artesanos dentro del engranaje ritual que vitalizaba continuamente al cosmos y a la propia comunidad.

Julio José Méndez

Créditos:

Texto curatorial: Julio José Méndez

Fotografías: Amílcar Izaguirre

Diseño Web: Tomas Calderón

Grupo de Apoyo:

Sandra Amador

Felix Quiñonez

German Turcios

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